viernes, 10 de septiembre de 2010

Repasen la Historia

Repasen la Historia:

en el fondo, fondo, fondo, lo que había detrás de las guerras de religión que agitaron Europa en el siglo XVI era un conflicto entre familias; ya, ya, aquellas familias, mientras se mataban en los campos europeos, aquellos que estaban siendo forzados a matarse, no eran conscientes de que, sin que lo supieran, se estaban empezando a decidir otras cosas, cosas que hoy consideramos evidentes; pero la Historia se ha ido haciendo así.

La confianza se está derrumbando, y se quiere volver a rehacer, pero …; y la confianza es el elemento con el que está hecho el modelo del que aún nos servimos: los stress tests no fueron todo lo fidedignos que se pensaba. ¿Alguien se extraña de esto que ahora se dice?, en su momento lo comentamos aquí: si tan solo dos bancos en Europa y cuatro cajas en España no aprobaron los tests, quiere ello decir que el resto sí lo aprobó (al menos lo aprobaron quienes se presentaron al examen y quienes deban saberlo sabrán el porqué no se obligó a todo el mundo a examinarse).

Bien, a lo que íbamos. Solo cinco entidades financieras suspendieron el examen, y esas entidades necesitarían 3.500 millones si las cosas vinieran mal dadas, luego el resto, las que aprobaron, no necesitarían absolutamente nada. En su momento comentamos que esos tests habían partido de una realidad virtual: que el valor por el que tenían contabilizados los activos que tenían era OK. Y, ¿en virtud de qué eso es así y tiene que ser así?.

Pienso que lo que contará la Historia de este modelo que hemos estado utilizando será muy crítico: desde su inicio, pero muchísimo más hoy la confianza lo ha sido todo: confianza de que lo que se decía era cierto y confianza en que los compromisos iban a cumplirse; la cosa tenía su lógica porque la mayoría de lo que se decía era cierto y la mayoría de los compromisos se cumplían debido a que, por un lado, era conveniente que así fuese y, por otro, había base para que se cumpliesen. ¿Y hoy?, ¿qué está sucediendo hoy?.

Hoy ya nadie se cree nada de lo que nadie dice pero la necesidad de creerlo continúa vigente porque este modelo se sustenta sobre la confianza. Quienes deciden, quienes verdaderamente tienen el poder, les interesa creerse lo que dice el resto de su grupo ya que si algo fallase a ese nivel todo se vendría abajo; los que no deciden -la ciudadanía, antes ‘el pueblo’- quieren creerse que es verdad lo que se dice porque la alternativa -no creérselo- es fea y tiene consecuencias; y los políticos: todos y en todas partes, están a verlas venir porque, pienso, nada tienen que decir.

El problema de las entidades financieras europeas no es, sigo pensando, de 3.500 millones de euros, pero, al menos hasta ahora, a todo el planeta le ha convenido creer que si, porque la otra opción es pavorosa y, en cualquier caso, la evolución de las cosas económicas no ha llegado aún al momento de cuestionar eso, pero ese momento cada vez está más cerca.

La famosa sentencia del Dr. Goebbels es absolutamente cierta hasta que la verdad material de la mentira se hace insostenible. Del mismo modo que esos que deciden por donde van las cosas de la economía sabían a principios de los 90 que el modelo irlandés era totalmente insostenible y sin embargo lo fomentaron y auspiciaron porque creer que iba a funcionar generaba negocio, como así sucedió … hasta que el modelo ya no dio más de sí.

Ya, en esta lenta -ahora- eclosión de la verdad que se está produciendo, también hay quienes van a ganar (ya, ya: puede que en muchos casos sean los que ganaron cuando se debía creer otra cosa, pero es que ese es un componente sistémico), pero una cosa no invalida a la otra: todo dura mientras la situación es conveniente a esa duración y mientras la duración de lo que sea conviene a la situación; y, además, está el tema de la posibilidad real: España podría albergar las mayores reservas de crudo del planeta y una cadena de errores inexplicables haberla mantenido oculta, pero, ¿qué probabilidad existe de que eso pueda suceder?.

Las dudas sobre los stress tests, el reconocimiento de que las cosas no van como se pensaba / se deseaba que fuesen, las ocultaciones de activos, la censura que van a tener que pasar los presupuestos nacionales de los miembros de la UEM, … todo eso no son más que señales que muestran que en el modelo se ha producido un crash: hasta Julio / Agosto, todo iba ser posible porque todo era posible: porque había confianza en que fuese posible; a partir de Julio / Agosto se reconoce que no: son dudas, las dudas de que vaya a ser posible continuar estirando algo que ya no se aguanta.

A nivel interno, nuevamente, España va a ir bien: el año que viene volverá a crearse empleo, el año que viene se volverá a crecer, el año que viene las cosas van a ir mejor; ya en este año, pero más el que viene. Tenía que haber sido a principios de este año, pero ahora va a ser ‘el que viene’. El problema es que solo se puede vender una cantidad determinada de confianza, y pienso que ya hemos llegado a ese límite.

¿La guerra entre familias?, llegará, será mundial, y adoptará manifestaciones muy variadas: proteccionismo, depreciaciones monetarias competitivas, el que cada uno vaya a su bola, … Llegará; el año que viene.

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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