sábado, 11 de diciembre de 2010

PREGUNTAS

Santiago Niño Becerra



Hace unos días recibí un mail, muy interesante, de lectora. Su texto decía lo siguiente:


“He leído su artículo sobre el dinero electrónico (el 20.09.2010) y me vienen a la cabeza varias preguntas:

1º Cómo se compatibiliza con un euro a dos velocidades, del que tanto se habla últimamente? Incluso he llegado a leer que valdrán mas los billetes cuya letra empieza por X (Alemania), U (Francia), etc. ...

2º La posible sustitución a medio plazo del dinero-papel por el electrónico implicaría la posibilidad de un corralito “light” en el que sólo nos dejaran gastar como usted dice “lo que convenga” en cada momento?”


Mi respuesta fue la siguiente:


“Un euro a dos velocidades es imposible, lo que no lo es: la intervención de una economía (o de varias) por parte de una comisión técnica supranacional debido a sus problemas.


Si, efectivamente, pero no le llame ‘corralito’: no lo sería, simplemente sería una ‘racionalización de la disposición de saldos’”.


(Uds. saben que aquí no hablamos de política; voy a hacer una excepción. Bastante gente me ha preguntado el motivo por el que ‘la Izquierda’ se halla en retroceso en todos las democracias auténticas o, sino, que evolucione aceleradamente hacia posiciones muy ‘de Derechas’. El motivo pienso es sólo uno: la imposibilidad de ‘la Izquierda’ de cumplir sus promesas, y no porque ‘la Izquierda’ no cuente entre sus filas con personas validísimas, que va, el motivo es mucho más simple: son promesas que no se pueden cumplir, ni por parte de ‘la Izquierda’ ni por parte de nadie; a este respecto ‘la Derecha’ lo tiene mucho más fácil: no promete nada que no pueda cumplir, y cuando gobierna, lo cumple. ¿A qué me refiero?.


Si analizan la Historia, de verdad, de verdad, ‘la Izquierda’ nunca ha gobernando en países democráticos, y en los que no lo eran quienes gobernaban pertenecían a unas oligarquías burocráticas que se habían puesto una gorra en la que figuraba un cartel: ‘Izquierdas’; lo que sí gobernaron en las democracias desarrolladas fueron Gobiernos de centro-derecha o socialdemócratas que llevaron a cabo políticas redistributivas que absolutamente nadie cuestionó porque generaban PIB al garantizar la paz social. (En USA las políticas sociales de Lyndon Johnson no fueron cuestionadas por nadie, y en la época, en USA, existía tanto ultraconservadurismo como pueda haber ahora, o más).


Pero fíjense que esas políticas de ‘izquierda’ estaban posibilitadas por un hecho: la economía iba a más: crecía: mucho, muchísimo, luego era factible financiar el modelo de protección social. La Socialdemocracia y sus derivaciones podían hacer discursos, la Cristianodemocracia y las suyas también podían, el pueblo vivía cada vez mejor, y el Capital podía obtener jugosísimos beneficios. Todos contentos.


El problema ha llegado cundo el modelo se ha agotado: no se crece lo suficiente para financiar nada, no hay reservas para aguantar haciendo lo que se hacía, y las expectativas son malas; en ‘el otro lado’ quienes de verdad tenían siguen teniendo y no necesitan nada del lado contrario. El pueblo, obviamente, se desafecta y ‘se pasa al enemigo’, y no porque ‘la Derecha’ le haya prometido nada, sino porque ‘la Izquierda’ no puede seguir dándole lo que le daba.


Hay quienes hablarán de ‘desagradecidos’ y pienso que no. La misión de ‘la Izquierda’, continúo pensando, ha sido, histórimente, hacer limpiezas (pensemos en los últimos 30 años del Reino de España), cubrir carencias sangrantes (pensemos en lo que tuvo que restituir, simplemente restituir, el New Labour tras los años de Gobierno del tándem Thatcher - Major), y frenar reivindicaciones excesivas (pensemos en la presidencia de Mitterrand, o en la de Lula). Y cuando ya-no-queda, se acabó ‘la Izquierda’: las fidelidades del pueblo cambian de color. ¿Porque creen, acaso, que ‘la Derecha’ les dará lo que ‘la Izquierda’ ya no puede?, pienso que no, que sólo es porque es la única alternativa, sólo por eso: porque no hay nada más. ¿Podría haberlo?, pienso que no, ya no: cosas de la evolución.


Y que nadie se extrañe de que antiguos votantes de ‘la Izquierda’ voten a ‘la Extrema Derecha’: recuérdese que parte de la clase obrera votó al Nacionalsocialismo en Alemania. ‘Son épocas distintas’, dice el del fondo. Ya: hoy ni existe el Nacionalsocialismo ni existe la clase obrera.


‘¡Es que ya no quedan izquierdas!. ¡Es que ya no quedan izquierdas!’, vuelve a decir el del fondo. Puede ser, puede ser).


(Ponga una mina en su vida. La Comisión Europea ha autorizado prorrogar las ayudas al carbón hasta el 2018 desde el 2014 propuesto el pasado Julio. En España se están dando saltos de alegría: el Señor Presidente del Principado de Asturias, el Sr. Vicente Álvarez Areces ha calificado el acuerdo como una “magnífica noticia”. (El País 09.12.2010, Pág. 25). Ya hemos hablado otras veces del carbón, volvamos.


Las minas europeas de carbón actualmente en explotación: fundamentalmente en Alemania, en España y en Rumania, no son rentables, las españolas menos; llevan cerrando desde hace diez años, o más, pero la minería del carbón ocupa directa e indirectamente a 100.000 personas en Europa (misma fuente anterior). El dilema, aunque nadie se atreva a plantearlo así, es evidente: si se cierran las minas, aunque se mantengan en stand-by para reemprender su actividad si se diese la necesidad, un inmenso montón de población ahora ocupada se iría a la calle … sin prácticamente ninguna opción de volver a encontrar un empleo: cada vez es necesario menos factor trabajo.


Si se subsidia a esa población activa para que estén en su casa, las estadísticas de desempleo se disparan, hoy, con las reformas laborales y de pensiones que se están planeando en el horizonte; volver a recurrir a las jubilaciones anticipadas (ya se hizo en la minería, y mucho), no es de recibo; abandonar a esas personas a su suerte es peligroso: son muchos, son duros, votan, y en según qué zonas su fuerza es muy considerable: las palabras del Sr. Álvarez Areces. Ya, ya, han cerrado muchas empresas, muchas más van a cerrar y no se les dan ayudas, pero es que no tienen las características de esta actividad de la que estamos hablando.


En cualquier caso, lo más terrible, lo más horroroso, lo más patético del tema es que el haber conseguido cuatro años de más y otros cuatro de reprórroga se queda ahí: ‘¡Bufffff!. ¡Bueno!, ya tenemos el problema resuelto por ocho años; cuando llegue el 2018 ya veremos’ (y si quien esto dice es un político, posiblemente dentro de ocho años ya no estará donde ahora está, por lo que el problema ni siquiera será suyo).


Se han conseguido ayudas para actividades no rentables a fin de evitar tragedias, y durante ocho años, ¡genial!; pero, ¿qué se ha estado haciendo en los últimos veinte años cuando se contemplaba este problema sin salida?, ¿qué se ha hecho, qué se piensa hacer, pensando en el día después?. Ese es el verdadero tema, y tiene una solución muy, muy complicada (si es que la tiene). Y las ayudas … Se ha dicho que se recibirán, ya, pero cuando empiece a caer la recaudación y los problemas arrecien …


Ya saben: ¡pongan una mina, de carbón, en su vida!).


Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Lull.

Lacartadelabolsa.com

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