martes, 1 de marzo de 2011

¿Estamos o no en el final de una era? ¿Por qué negar que el mundo es más pobre?...

A pesar de que el titular parece excesivamente agresivo, el informe que realizaron hace unas semanas los analistas de Comstock Partners, publicado en Capital Bolsa, y del que incluyo un breve extracto a continuación, es uno de los mejores argumentados y libres de prejuicios, que he leído en los últimos meses ¿Por qué no desmenuzarlo con atención y sacar nuestras propias conclusiones, ahora que llega el cierre del primer trimestre, con muchas promesas incumplidas, otras tantas expectativas fallidas, numerosos argumentos muertos al poco de nacer y, también, aciertos que sólo algunos pocos ha sabido tejer? Seguimos empeñados en negar la evidencia: el mundo es más pobre. Déficits descontrolados, apalancamientos fuera de órbita, vivir muy por encima de las posibilidades, tanto Gobiernos como ciudadanos, son partes fundamentales de esta pobreza global. Un ejemplo. Durante la última década, España ha sido el país desarrollado donde más rápido ha crecido la deuda. A pesar de los programas de estabilidad financiera iniciados en 2000 y la fuerte reducción de deuda pública hasta 2007 (ese año, quedó en torno al 35% del PIB), por la parte del sector privado la economía nacional engordaba su volumen de deuda total un 7,4% de media anual).

Por eso, se imponen políticas fiscales más restrictivas (los déficits no pueden seguir subiendo en vertical), menos consumo, más desempleo, mayor incertidumbre soberana…Todo ello conduce de manera inexorable a una marcha atrás en las valoraciones bursátiles. Es cuestión de tiempo. La marcha atrás no es una vieja práctica sexual en la Bolsa. es el reconocimiento de que se ha ido muy lejos y de que hay que volver sobre los mismos pasos. Porque es lo que toca.

Retomo, así, el informe de Comstock Partners. Decían hace unas semanas estos expertos que:

*El rally del mercado de acciones ha llegado a un punto donde se está descontando una recuperación en V que probablemente no suceda. El catalizador de todo este optimismo es una interpretación alcista de la actual actividad económica, de la aparente estabilidad del mercado inmobiliario y diferentes compañías superando las estimaciones de beneficio.

*Además, no debe pasarse por alto la fuerza de la economía china que está influyendo al crecimiento mundial, y el movimiento al alza de algunos productos básicos. Creemos que esas interpretaciones son exageradamente optimistas, y el miedo a perder el tren está provocando un aumento especulativo que puede provocar decepciones mayoritarias.

*El factor clave a considerar es que esta ‘Gran Recesión’ ha sido causada por una crisis de crédito debida a un boom artificial, y por lo tanto, se parece bastante a la Gran Depresión del 29, o la Década Perdida de Japón iniciada en 1989. No es una recesión del tipo que hemos vivido a partir de la Segunda Guerra Mundial.

*Después de la caída de las puntocom en 2000-2002, la FED mantuvo tipos en niveles históricamente bajos durante un período prolongado de tiempo, y con la ayuda de leyes hipotecarias muy laxas, y complejos instrumentos financieros titulizados e irresponsables agencias de calificación, se produjo un boom artificial del sector de la vivienda.

*Los propietarios de inmuebles fueron capaces de hacer efectivo el fuerte incremento del valor de sus viviendas, a través de la refinanciación y de préstamos con garantía hipotecaria, que les permitía gastar libremente y reducir sus ahorros, a pesar de que el incremento salarial fue muy lento.

*El boom del consumo también dio lugar a la acumulación global de la capacidad para satisfacer la demanda inducida por el libre flujo de crédito, y abundancia de liquidez.

*Ahora la fiesta debe pagarse. A pesar de la profunda recesión de principios del verano pasado, el consumidor todavía está obligado a ajustar su gasto a un nivel mucho más bajo, hasta alcanzar un nivel de crecimiento económico sostenido. No estamos en ese nivel.

*El estímulo fiscal y monetario masivo, puesto en marcha en los últimos nueve meses, ha mitigado la crisis del crédito y ha evitado un colapso mundial, pero no ha evitado la necesidad de la economía de readaptarse a una nueva serie de circunstancias.

*Todavía nos encontramos en niveles de endeudamiento históricamente elevados, con baja tasa de ahorro y el sector de la vivienda aún presionado. Para reducir los niveles de deuda y aumentar la tasa de ahorro se necesitará un periodo de tiempo prolongado. Como resultado de la reducción de gasto de los consumidores se ha producido un exceso de capacidad que impide aumentar el gasto de capital.

*Para ilustrar brevemente la naturaleza de los ajustes que nos quedan por delante, considere lo siguiente. De 1955 a 1985 el gasto del consumidor representó entre 61% y el 64% del PIB. El 30 de septiembre, este porcentaje había aumentado al 71%, una cantidad que era insostenible, dada la artificialidad de la bonanza que la causó. Para obtener este porcentaje a un nivel del 65%, más tradicional del PIB, el gasto tendría que disminuir en 7,8%.

*Si bien esto no va a pasar a la vez, será un lastre para el gasto de los consumidores por algún tiempo.

*Un razonamiento similar es aplicable a la deuda de los hogares y al ahorro. El promedio histórico de la deuda de los hogares es del 57% del PIB y se situó en el 64% en 1995. Desde entonces, ha aumentado a 98,6% (sólo un poco menos de su máximo), dando un gran impulso al gasto.

http://lacartadelabolsa.com/index.php/leer/articulo/estamos_o_no_en_el_final_de_una_era

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