miércoles, 9 de noviembre de 2011

Aquellos ¿felices? años

Hace unos días me hicieron una entrevista para un canal de noticias por Internet. El entrevistador, hábil, profesional, me formuló una pregunta que me han hecho en raras ocasiones pero de la que, en la calle, se está hablando cada vez más. Es una pregunta muy simple de formular y que destila lógica:

‘Si estamos en una crisis, si vamos a peor, si la actividad económica va a caer, si el PIB va a retroceder, el desempleo a aumentar, los ingresos fiscales a descender y los servicios públicos a empeorar; si el estándar de vida va a ir hacia atrás, y el consumo privado, y el ahorro y la inversión empresarial; si el crédito se va a evaporar, ¿a qué año equivalente del pasado retrocederemos?’.

Decía que es una pregunta muy lógica que afecta directamente al hombre de la calle, pero su respuesta no es directa, ni automática, y lo peor: los políticos la están instrumentalizando.

Están corriendo cálculos por ahí -los habrán visto- que dicen que el 20% del PIB de España es humo y que, como humo que es, tiene que irse con el viento (yo pienso que es más, pero para lo que viene tanto da). Bien, si suponemos que el PIB de España ronda el billón de euros, un PIB equivalente a una reducción del 20% correspondería a los años 2003 / 2004: con datos desestacionalizados, el PIB del 2003 alcanzó los 783,9 mM de euros y el del 2004 los 840,0 mM; en consecuencia, y aplicando una regla de tres, cuando esta crisis sistémica finalice España estará instalada en un nivel económico-social y de bienestar equivalente al de los años 2003 / 2004. Pues no, en absoluto.

De entrada en los años 2003 y 2004 la tendencia de la economía mundial en general y de la española en particular eran al alza. España empezaba ‘a ir verdaderamente bien’, el crédito fluía a raudales, las empresas estaban metidas en planes de expansión, se construían tropecientas mil viviendas anuales y la obra pública iba como un tiro. Había subempleo, ya, y la tasa de trabajo temporal era elevadísima, y el fraude fiscal no cesaba de aumentar, pero la cosa iba y las expectativas era maravillosas. Es decir, lo que todo el mundo sentía en su interior es que las cosas sólo podían ir a mejor y su situación personal a más. En otras palabras, se sabía que el año siguiente ese PIB de 0,8 billones iba ser superior, que más gente lo iba a generar y que de él y de la recaudación fiscal que produjese más personas se iban a beneficiar.

Cuando esta crisis sistémica oficialmente se de por acabada, por superada, por definitivamente terminada, lo que, pienso, no será antes del 2020 aunque a partir del 2015 ya pueda comenzar una muy suave y muy paulatina recuperación: como en el 29, sí, el sentimiento de la población será radicalmente distinto, y la realidad resultante será completamente diferente a las de los años 2003 y 2004 aunque cuantitativamente la cifra de PIB pueda ser idéntica: esos 800 mM más o menos.

En el 2020, por poner un año, a esa cifra se habrá llegado tras un proceso de caída, posterior estancamiento y muy paulatina estabilización, lo que quiere decir que entre el 2007 y el 2015 la economía española habrá caído bastante más del 20%; sí, con cambio de cromos de PIB por déficit y tejemanejes parecidos incluidos, sí. Pero ese PIB equivalenteal de los años 2003 / 2004 no se estará generando del mismo modo a como se generaba en esos años: ya no se construirán tropecientas mil viviendas, ni todos los Polos, Ibizas, Fiestas, Merivas y similares que entonces de ensamblaban vendían y exportaban, ni la población irá tirando de plástico, ni el desempleo del factor trabajo será del 12%.

Aunque cuantitativamente el PIB sea equivalente al del 2004, la sensación que la población tendrá en su interior será la de haber perdido algo que ya nunca volverá a tener porque las expectativas no apuntan a un futuro esplendoroso, y no tanto por los años de crisis pasados y por la penurias vividas, que también, sino porque los instrumentos: el modo de hacer las cosas será radicalmente distinto debido a que el modelo entonces en uso será completamente distinto: en eso consiste una crisis sistémica, en que se agota el modelo que se estaba utilizando y se produce el nacimiento y la implementación de uno nuevo: recuerden la Depresión.

Un modelo que pone el acento en el uso eficiente de unos recursos escasos a través de llevar la productividad hasta donde haga falta utilizando la tecnología que sea precisa para elaborar los bienes y servicios que sean importantes en cada momento funciona radicalmente diferente a otro en el que el objetivo es ir permanente a más suponiendo que los recursos de que se disponen son ilimitados y buscando la maximización constante de la producción y del consumo financiando ambas con bits, que es lo que en el 2002 / 2004 se estuvo haciendo; y ya saben: no lo critico: era lo que entonces la dinámica histórica llevaba a hacer.

Ni lo servicios públicos serán en el 2020 equivalentes a los del 2004, ni el nivel de empleo, ni la calidad media del mismo, ni la dimensión ni el papel del Estado, ni las expectativas de las diferentes regiones y zonas del planeta. Todo será, pienso, muy, muy distinto, aunque la cifra del PIB sea misma, sí, aunque la cifra del PIB sea la misma.

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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