jueves, 3 de noviembre de 2011

Si el BCE no asiste masivamente a Italia, todo está perdido

La decisión griega de someter a referéndum las condiciones del plan de rescate europeo, ha aniquilado la reunión de la última semana de los líderes europeos. Los mercados no pueden esperan 2 o 3 meses al resultado. El retraso de la subasta de bonos del fondo de rescate que vimos ayer, pone de manifiesto que ni China ni nadie parece estar dispuesto a inyectar dinero en el fondo hasta que esta situación se aclare. "A menos que el Banco Central Europeo actúe de manera rápida en el sentido de asistir masivamente a Italia, todo está perdido". Esta es una de las frases que Ambrose Evans, editor de finanzas internacionales en The Telegraph y uno de los gurús económicos que más prestigio y repercusión han ganado en los últimos meses.

Si se maneja mal esta situación, la insolvencia desordenada del tercer mayor deudor del mundo, con 1,9 billones de euros en deuda pública y casi 3,5 billones de euros de deuda total, sería algo mucho peor que la caída de Credit Anstalt en 1931.

Evans no cree que Italia sea insolvente desde un punto de vista macroeconómico. Esta sólo en esta situación porque no hay un prestamista de última instancia, un banco central soberano, o una moneda soberana. La estructura del euro ha convertido un estado solvente en insolvente. Es la alquimia inversa.


La debacle de Anstalt provocó el colapso bancario europeo, desencadenó verdaderos terremotos en Londres y Nueva York, y convirtió a una recesión en depresión. En cuatro meses, el orden financiero mundial se había desintegrado en esencia.

Ese es el riesgo en este momento, ya que es cada vez más evidente el maquillaje que subyace en la realidad europea, señala Evans.

El referéndum griego - si no llega primero un colapso del gobierno - ha dejado a los funcionarios de París, Berlín, Bruselas mudos de rabia.

El portavoz del presidente francés, Nicolas Sarkozy (que es medio griego, de Thessaloniki) dijo que la medida era “irracional y peligrosa”. Rainer Brüderle, el líder del Bundestag de la Democracia Liberal, dijo que los griegos parecen estar “escurriéndose” de su solemne compromiso. Se enfrentan a la bancarrota, se jactó.

Bueno, sí, pero al menos los griegos están quitándose las presiones egoístas de los países acreedores de que califican a sus paquetes de “rescate” como la salvación de Grecia.

No son nada de eso. Grecia ha sido sometido a la mayor presión fiscal que hemos visto en un estado industrial moderno, sin ningún tipo de estímulo monetario de compensación o una devaluación.

La economía se ha derrumbado hasta el momento en torno a un 15% desde su máximo y la espiral descendente está alcanzado un ritmo vertiginoso.

La deuda se ha disparado bajo el programa de la Troika. La deuda va camino del 180% del PIB en 2012. Incluso bajo el acuerdo de “quita”, la deuda griega se situaría en el 120% del PIB en 2020 - nueve años de la depresión. Eso no es una cura, es una pena punitiva.

Cada asunto principal que señalaban los inspectores al comienzo de sus Memorándum ha resultado ser falsa. Los hechos están tan lejos de la verdad que es difícil creer que alguna vez pensaran que las soluciones pudieran funcionar, añade Evans. Los griegos sufrieron la austeridad del Fondo Monetario Internacional (FMI) sin la habitual cura del FMI. Esto se hizo con un solo propósito, ganar tiempo para que los bancos y otros estados del Mediterráneo (como nosotros) reforzaran sus defensas.

No fue una estrategia razonable (aunque sí UNA GRAN MENTIRA), y podría no haber fracasado por completo si la economía mundial se hubiera recuperado rápidamente durante este año y el BCE se hubiera comportado con una pizca de sentido común. En cambio, el BCE decidió endurecer su política monetaria.

Cuando se escriban los de historia, los eruditos serán muy duros con el puñado de hombres que han dirigido la política monetaria de la UEM en los últimos tres o cuatro años. No son tan malos como la Fed de Chicago entre 1930 a 1932, pero casi.

Así que, como los espartanos y tebanos en el paso de las Termópilas, los griegos fueron sacrificados para ganar tiempo para la alianza.

El referéndum es un saludable recordatorio de que Europa es un conjunto de democracias soberanas, unidas por el derecho convencional de determinados acuerdos. Es una unión sólo de nombre.

Algunos arquitectos de la UEM calcularon que la moneda única podría convertirse en el catalizador de un salto cualitativo en la integración que no podría lograrse de otra manera.

Fueron advertidos por los propios economistas de la Comisión Europea y por el Bundesbank, que la empresa no podía funcionar sin una unión fiscal, y probablemente con resultados catastróficos si se extiende una crisis en el sur de Europa. Sin embargo, el punto de vista ideológico era que cualquier trauma sería una “crisis de beneficios”, al ser aprovechada para avanzar en el proyecto de la unión.

Este fue el método Monnet de hechos consumados y hechos sobre el terreno. Estos grandes manipuladores del destino de Europa todavía puede tener éxito, pero hasta ahora la crisis no es ni remotamente beneficiosa.

La nación soberana de Alemania ha bloqueado todos los movimientos de unión fiscal, eurobonos, deuda común, transferencias fiscales, o ingresos compartidos. Ha bloqueado el uso del BCE como banco central genuino.

“Como mi viejo amigo Gideon Rachman escribe en el Financial Times: el voto griego es un golpe de martillo en el punto más sensible de la construcción europea - la falta de apoyo popular y legitimidad”, apunta Evans, que señala que los acontecimientos se están desarrollando más o menos como podría esperarse.

Fuentes: Ambrose Evans

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