jueves, 15 de diciembre de 2011

Carta

Hace unos días recibí un mail de un lector cuyo texto adjuntaba en un archivo; de ahí el título. Este es el texto:

“(…) Nací en Alemania en el 61, mi padre había emigrado con la primera oleada en el año 56. Era huérfano de padre desde temprana edad, por esa razón no se pudo permitir unos estudios. Le encantaba la economía y fue leyendo libros sobre el tema. Uno que siempre destacaba para él, era uno de Ford hablando de producción en cadena.

Cuando llegó a Alemania, después de trabajar de todo, aprender el idioma y casarse con una alemana (mi madre), decidió montar una empresa de limpieza. Aplicó parte de la producción en cadena, en la empresa, le fue tan bien, que pronto prosperamos.

A finales de los 60 mis padres decidieron volver a España. Mis primeros recuerdos en (nombre de una ciudad española) eran los coches de dos tiempos, los taxis tan llamativos y el olor a los antipolillas. Mi sensación era de un viaje en el túnel del tiempo hacia atrás. La percepción de una sociedad oprimida me fue evidente, pero por suerte todo cambió.

Recuerdo que cada vez que íbamos a Alemania a visitar la familia, había que ahorrar. El primer cambio que recuerdo era de 1:20. Los viajes se hicieron más intermitentes y hubo una pausa larga hasta el 2004. Llevé a mis hijos a que conocieran a sus parientes alemanes. Mi sorpresa fue mayúscula, Alemania era BARATA. Desde los precios de alojamiento, un bungalow, para seis personas, en temporada alta, en medio de la Selva Negra, era de 36 euros/ día. Una Coca-Cola en un bar 1€, menus a 5€, un ticket de autobus a 1,20€. Enseguida pensé para mi, que algo no funcionaba, uno de los motores de Europa, era mucho más barato que España.

Al volver a casa, tuve que ir al banco y les comenté mi experiencia, y dije que esto no era sostenible, que iba a petar. Me miraron como si fuera un marciano. Dijeron que era así y que los tipos de interés eran bajos, que no había de que preocuparse. Por suerte en aquel momento solo nos quedaban tres años de hipoteca. Al cabo de poco tiempo el banco me citó, por unos productos. Fui a visitarlos, tenía unos ahorros, me propusieron invertir en un fondo de inversión. De más a menos riesgo.

Le fui preguntando todo y al final me puse en el “worse case”, y le dije literalmente al interlocutor: “¿Y si quiebra el seguro que pasa?” . Me miró alucinado y me contestó: “Hombre lo pierdes todo, pero esto no pasará, es una empresa americana muy grande” Pensé un momento y le contesté: “No se de que van estos fondos, no lo voy a hacer.” Cogí los ahorros y los metí en (un tipo de entidad financiera).

Este verano he vuelto a Alemania, la Coca-Cola ha subido 20 céntimos en 7 años, viajar en autobús con los niños, es más barato que en (nombre de la ciudad española referida) . 6€ cuesta ticket de día para los tres en la piscina municipal etc.

Ahora llega mi pregunta: ¿Por qué España sigue con estos precios tan altos en todo?. La Coca-Cola sigue valiendo 2€ en mi barrio, menús a 5€ no existen, los alquileres han bajado, pero siguen siendo altos. ¿Que pasa en este país, que nos cuesta horrores bajar los precios? ¿Somos tacaños, avariciosos…...? Hay precios que no dependen de la productividad, el de los refrescos p.ej., también se pueden hacer platos de pasta generosos a 5€ y no se hacen”.

Mi respuesta. Porque, 1) no hay competencia, o la hay escasa, 2) la gente está aún dispuesta, en ciertas cosas, a pagar lo que le pidan, 3) la productividad es muy reducida.

España siempre ha tendido a tener precios elevados en relación al poder adquisitivo de su población, siempre, incluso ahora que el consumo ha bajado al cuarto sótano. Y podría no ser así. Para paliar el problema bastaría con que la población coordinase sus compras, y conocidos, amigos o familiares fuesen a comprar juntos.

Pensemos en tres vecinos que coordinasen sus compras de artículos no perecederos: compactándolas en una sola compra mensual y desplazándose en el mismo vehículo, para, al llegar al lugar de suministro, cotejar cada lista con las de los otros dos. Posiblemente la mayoría de los bienes se hallen en al menos, dos de las listas, lo que posibilita la búsqueda de opciones del tipo ‘dos por uno’ y descuentos. Pagaría quien fuese, luego sólo restaría que cada uno seleccionase lo apuntado en su lista y se cuadrasen importes pagados y listas. El combustible, a repartir entre tres. ¿Cuánto podría ahorrarse haciendo algo así?.

Ya, la mentalidad; pero pienso que se aprenderá a compartir y coordinar: cuando las rentas reales caigan y las capacidades de endeudamiento disminuyan…

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

1 comentario :

  1. Todo este doloroso camino, lento y tragico, de la lenta deflacion se pordia subsanar con una terapia de shock. Eso requiere que el gobierno imponga una ley por la cual precios y salarios se remitan al año 1999. (retornar en un momento a los verdaderos valores previos a la burbuja).
    En 6 meses España comienza a crecer fuertemente!!

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