viernes, 6 de enero de 2012

Innovación con vuelta atrás

El País Negocios del 04.12.2011, en su Pág. 33, publicó un artículo muy bueno: “La innovación barata emerge”. Habla de un proceso creciente que es una muestra más de un fenómeno imparable: el creciente empobrecimiento de la población.

En Febrero del 2005. En un artículo publicado en el McKinsey Quatyerly: “Innovation blowback: Disruptive management practice fron Asia”, John Seeley y John Hagel III desarrollan el concepto de ‘Innovation blowback’ que contempla las consecuencias que tienen en los países occidentales las inversiones que realizaron años atrás en los subdesarrollados, es decir, las aplicaciones que pueden obtener en sus países cuna desarrollos que llevaron a cabo las empresas inversoras en las hoy denominadas economías emergentes.

Pero como todo evoluciona, ese concepto ha dado un paso adelante. En Octubre del 2009 Vijay Govindarajan, Jeffrey R. Immelt y Chris Trimble publicaron en Harvard Business Review el artículo “How GE is Disrupting Itself”, en el que introducen el concepto de ‘Reverse Innnovation’. (Habrán deducido que ‘GE’ es General Electric). La idea es desarrollar en los países subdesarrollados / emergentes bienes, habitualmente tecnológicos, que son necesarios en esos países, pero con una configuración, unas características y un precio adaptado al PIB pc de esos países subdesarrollados / emergentes para, posteriormente, expandirlos al mundo desarrollado readaptándolos, o no, al mismo. Grandes corporaciones como General Electric, Nestlé, Nokia, Procter Gamble o Tata están desarrollando procesos en esta línea.

Antes, cuando el mundo empezaba a ir bien o cuando iba bien, la idea era desarrollar bienes que tuviesen una conceptualización global para, posteriormente, adaptarlos a las distintas partes del planeta: más sofisticados para las zonas más ricas y más simples para las más pobres. Ahora esa idea se ha modificado: se están desarrollando bienes específicos para las características de los pobres (es más barato porque se aprovechan los recursos locales, el know how local), para, luego … extenderlos a los ‘ricos’.

La razón de ser de este proceder, pienso, se halla en la crisis: a medida que se vaya avanzando en la degradación de la economía postglobal y en la de las economías locales menos gente en las zonas ricas tendrá capacidad para acceder a bienes sofisticados, es decir, de elevado valor, por lo que deberá ir hacia bienes más baratos, es decir, bienes con una filosofía semejante a aquellos que antes se elaboraban para los pobres.

Cierto, muchas de las cosas que hoy se consumen son innecesarias, muchas de las características que tienen bienes hoy distribuidos en los aún denominados países ricos no son imprescindibles; la pregunta es si la merma de elementos que esos bienes más baratos van a tener no afectará a su calidad ni a su funcionalidad en relación a los que hasta ahora se han distribuido y consumido.

Claro que siempre puede decirse aquello de que los pobres tienen que conformarse con lo que pueden pagar.

(Alemania: ¡Ha mejorado el desempleo en el 2011!; pero no se dice que más de seis millones de trabajadores se hallan subempleados y subpagados.

En Francia una vez más se nota el estilo: el ‘IVA social’: aumentar el IVA del 19,5% al 23% y reducir las cutas empresariales a la seguridad social a fin de que los bienes importados -que son más baratos que los fabricados en Francia- sean más caros (¿’IVA social’ o ‘IVA protreccionista’?. Bien, al margen de que la renta disponible de los trabajadores se reducirá, ¿demandarán las empresas más trabajo?, ¿por qué van a hacerlo si el poder adquisitivo de los consumidores caerá?, lo lógico es que intenten ganar más productividad a base de inversión y reduzcan sus plantillas a fin de obtener un mayor margen diferencial, ¿no?).

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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