jueves, 11 de octubre de 2012

“¿Devaluación interna? Consiste en quitarnos uno o más ceros de nuestro patrimonio, vuelta al pasado


"No es nada nuevo, aunque sí en boca de un prohombre. El director general del Servicio de Estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, ha asegurado que España necesita llevar a cabo una "devaluación interna" para ganar competitividad y lograr salir de la crisis, que pasaría por una reducción de los márgenes empresariales y de los costes laborales que soportan ¿Y eso qué es? Nos preguntaba uno de nuestros mejores clientes (ya quedan muy pocos, por cierto). Le he remitido un artículo de lacartadelabolsa de febrero de 2010 que lo explicaba perfectamente: Si un individuo, familia, comunidad o Estado ingresa 25 y gasta 75, al final entra en procesos de suspensión de pagos o en quiebra. Y lo que es peor, ya nadie le fía un céntimo. Es lo que sucede en numerosos Estados del mundo. Irlanda, Portugal, Grecia, España e Italia son ejemplos claros y caóticos en este sentido, con un déficit presupuestario cuatro veces superior a lo que ordena Maastricht en el famoso, por incumplido, Plan de Estabilidad. Hay que apretarse el cinturón. Es lo que toca. Nuestra generación no sabe lo que es eso y la de nuestros hijos menos aún. Nuestros padres sí lo saben. Ni qué decir de nuestros abuelos. Se trata de buscar el equilibrio de no caer en bancarrota. Todos somos más pobres en esta Gran Crisis Global..."

“Que nadie se empeñe en lo contrario y, sobre todo, que los políticos se dejen ya de pamplinas, obcecados en vender humo y en no reconocer que las cosas están muy mal, para unos peor que para otros, como siempre. No valen los eufemismos, como el de la economía sostenible, término que todos desconocemos. Las cuentas no cuadran, porque la conformación de la debacle es la misma: elevado déficit y fuerte deterioro económico…”

“Pescadilla que se muerde la cola, círculo vicioso, que sólo se rompe con estrategias de acción concertada a nivel de Estado. Es lo que antes llamábamos apretarse el cinturón y a los que algunos asesores de Zapatero (entonces él era el presidente del Gobierno), tanto del sector público como del sector privado, definen ahora como economía sostenible ¡Joder con los eufemismos! ¡No están los tiempos para estas florituras lingüísticas cargadas de tanto modernismo, ya trasnochado!...”
“...Los sabios lo han repetido hasta la saciedad: menos apalancamiento, con menor peso del sector financiero en el crecimiento, más atención sobre la deuda pública y tipos de interés (spread de riesgo) más altos. También más regulación sobre los mercados de derivados y vehículos de riesgo. O sea, unas instituciones financieras más reducidas, en contra de los megabancos que algunos proclaman. También, Bolsas más acotadas y con menor potencial de rentabilidad. Es lo que toca ahora…”

“Sí unos y otros nos empeñamos en esconder la cabeza debajo de la arena, lo normal es que venga alguien y nos devore. Hay que afrontar las cosas y asumir las dificultades. Son necesarios pactos de Estados, acciones concertadas a nivel general. Los localismos pueden hacer que las cosas empeoren”
“...Yo no soy sabio. Propongo, no obstante, un ejercicio de reflexión ¿Por qué no nos quitamos todos un 0 (cero) de nuestra cuenta corriente, de nuestro patrimonio, incluso dos ceros en algunos epígrafes, como en el inmobiliario? Hasta ahora nos hemos considerado y creído ricos. Nos han hecho ver que nuestro piso, que costaba 100.000 euros hace veinte años cuesta ahora 2.000.000 de euros como mínimo. Lo mismo sucede con las fincas, con algunas acciones bancarias y demás instrumentos ¿Por qué no retrocedemos? Sí, nos quitamos uno o dos ceros”
“...Sé que muchos de ustedes se están mesando la barba o considerando, en silencio, que ¡este hombre está loco! Les pido, no obstante, calma. Cuando digo quitarnos uno o dos ceros de nuestra contabilidad particular me refiero a que es necesaria una cura de humildad a nivel global. También, una intensa cura de adelgazamiento. Si todos luchamos por destruir las pequeñas pompas de jabón para que no terminen siendo enormes burbujas, las cosas nos irán mejor. Si todos adecuamos los precios y valoraciones de los activos a las exigencias y realidad del momento, la economía comenzará a rodar sin que nadie la empuje, sin que nadie la proteja. Estoy en contra del proteccionismo”
“...Quitarse uno o dos ceros de nuestra contabilidad particular supone abrir los ojos, bajarse de la higuera ¡Pero que difícil es eso! Asumir que hay que hay que arrimar el hombre y que somos más pobres conlleva esfuerzos para todos: menos funcionarios públicos, en el Estado, Autonomías y Ayuntamientos, y, en el mismo acto, con sueldos más bajos ¡Sí, hay que bajarse los suelos! Supone, también, rebaja en el precio de restaurantes y hoteles. Conlleva, del mismo modo, un ataque contra prácticas abusivas en la comercialización de productos de primera necesidad y, por supuesto, el fin del reinado de la chapuza, esa práctica nacional tan extendida entre mecánicos, fontaneros, electricistas”
“O nos quitamos uno o dos ceros de nuestro patrimonio o nos los quitarán ¿Recuerden la receta de Merkel, la que se conoce como Receta Alemana, como condición sine qua non para aumentar el Fondo de Rescate? Es una receta muy vieja y ya la han publicado en varias ocasiones, en estos dos últimos años, en lacartadelabolsa. La famosa Receta Alemana, ahora tan de moda es la receta alemana sugiere que lo mejor para la competitividad de la economía, que permita aumentar exportaciones y reducir importaciones, es alinear las subidas salariales con las ganancias de productividad…”

“Y mucho mejor, recortar los salarios respecto a la productividad durante unos años. O sea, que lo que quiere Merkel es que nos bajemos del guindo, que nos quitemos esos dos ceros o más de nuestro patrimonio, que nos ha hecho creer que éramos ricos sin serlo y que cojamos el pico y la pala y ¡ala! al tajo y a limpiarse el sudor de la frente con la muñeca, como hace tantos y tantos años…”
“Reparen en lo siguiente, publicado en 2010: “La última vez que estuve en España, hace un año, utilicé la palabra decepción, y lo que quise decir es que el milagro español fue similar a los de Italia y Japón en los años sesenta y setenta. España dejó de ser un país pobre y parecía que iba a ponerse a la altura del continente, pero luego acabó dándose el batacazo. Ahora existe una brecha entre el PIB per cápita español y el de los demás europeos, y otra brecha sorprendente entre Europa y EE UU…”

“¿Por qué tiene que ser tan distinto el nivel de vida en países con la misma cultura, la misma tecnología? Creo que los europeos, y España en particular, están demasiado inmersos en el Estado de bienestar y que deberían dar un paso atrás. Los sindicatos tienen demasiado poder. Los sindicatos en Europa son muy distintos de los estadounidenses. Sería imposible una huelga general en EE UU (ROBERT LUCAS Premio Nobel 1995 a El País)...”

No hay comentarios :

Publicar un comentario

m