martes, 30 de octubre de 2012

Fiat, como ejemplo

No a Fiat, pero ya nos hemos referido a casos como el de la constructora italiana de automóviles y otro tipo de vehículos. En todos se da la misma característica: esas compañías tienen un poder inmenso porque son Hacedoras de PIB y Generadoras de empleo, y exigen, y exigen, y exigen.
En el caso de Fiat exige ‘ayudas’ del Gobierno italiano, y este se las da o le pone ruedas a la planta de Turin (20.000 trabajadores) y se la lleva a Brasil, país en el que va a montar una fábrica que el Gobierno subvenciona, de una u otra manera, en el 85%.
¿Por qué sucede esto?. Básicamente por cinco razones. Una: porque en el planeta existe un exceso de capacidad productiva de automóviles: el 18% según el CEO de la propia Fiat. Otra: porque la demanda es inferior a la oferta debido a que el acceso al crédito está vetado para la mayoría de la población, y, por ejemplo en España, el 80% de los automóviles se venden a crédito. Otra más: porque mantener un automóvil y hacer todas las cosas que un automóvil permite hacer: salir, ir, venir, … es problemático en unos momentos de desempleo creciente y de rentas medias a la baja, factores que no influyen en Ferrari: en el 2011 vendió un 8% más, pero si a los potenciales clientes de los autos diseñados y fabricados por Fiat. Y aún otra: porque la necesidad de desplazamiento ha caído con la crisis y con el nuevo modelo va a seguir disminuyendo. Finalmente: tener un auto, para la inmensa mayoría de los propietarios de uno, supone la subutilización de los elementos que lo integran, algo injustificable en base a la escasez de recursos existente.
¿Qué sucede?, pues que los Gobiernos, acuciados por una masa de desempleados o de ocupados con pocos números para dejar de estarlo, están dispuestos a escuchar a grandes Hacedores de PIB y a gigantescos Generadores de empleo que, a su vez, no saben qué hacer con la capacidad productiva que tienen. Mr. Sergio Marchionne, el CEO de Fiat, manifestó que Italia había regresado a niveles de venta de autos propios de los años 60. Y en estas llega Brasil, que ya tiene en casa instalado un problema de bigotes: un crecimiento conseguido a base de superendeudamiento, y para ‘llegar a mañana’ ofrece a Fiat, o a cualquiera, lo que quiera para que monte en el país cualquier cosa que haga mantener un poco el crecimiento y cree unos cuantos puestos de trabajo.
Es un triángulo diabólico, ya: existe un superexceso de capacidad productiva de todo, un megaexceso de endeudamiento de todos, y un generalizado defecto de recursos. Y todo ello teniendo en cuenta que cada vez hace falta menos factor trabajo para producir la cantidad que haga falta de lo que haga falta.
Nada extraño teniendo en cuenta que nos hallamos en una crisis sistémica.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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