jueves, 14 de marzo de 2013

Profesional

‘La salvación de España se halla en el turismo’, nos ha sido dicho. ¿Seguro?. Recientemente recibí un mail de un joven que, indirectamente, abordaba eso; y la economía sumergida:
“Soy joven y mis estudios están relacionados con la hostelería. Veo que cada vez hay menos trabajo al respecto. Ahora estoy en una empresa, pero veo que vienen cada vez menos clientes y de hecho no entiendo como el jefe no echa a alguien con lo difícil que le es vender. Hablé con él y me dijo que de un producto específico de San Valentín, en los años de España va bien vendió 4 veces más que este año y a un precio un 50% mayor. La reducción del consumo se hace notar, en ocasiones, a lo bestia. La verdad, como soy la persona más joven y reciente en la empresa me veo más fuera que dentro.
Aparte de esto, atiendo directamente a gente (sin asegurar, evidentemente, en este país para declarar hay primero que pagar impuestos, inspecciones.. y luego espabílate si no vendes), sobretodo conocidos, y con mis elaboraciones me saco algo de más que me viene bien (sí, yo también ha notado una pérdida de ventas en una proporción similar a la de la empresa, pero mejor hacerlo y sacar algo que nada).
En los 2 últimos años, he recibido clases de tenis, lo que en principio probé por curiosidad me ha gustado mucho, de hecho mi profesor (entrenador a efectos prácticos) me ha enseñado mucho al ver que lo asimilo con más facilidad que sus otros alumnos y siendo (al menos de momento) un aficionado he ido acumulando bastante conocimiento técnico y práctica, juego bastante (y cada año con mejores resultados en torneos de aficionados).
Lamentablemente ya no tengo edad (ni los centenares de miles de € que se necesitan) para probar suerte en ser profesional en el circuito ATP. Pero creo que con la formación recibida y los títulos correspondientes que se pueden obtener (con una inversión bastante más asequible que para ser jugador del circuito, claro) en la Real Federación de Tenis, me estoy planteando dar un giro en la vida y dejar la hostelería por dedicarme al deporte siendo entrenador. Está mejor pagado, creo que no hay que regalar tantas horas como en hostelería, me gusta más y según dice mi entrenador, se me da bien.
Respecto al mundo de los clubes de tenis en el reino, puedo contarle 4 cosas de cómo están ahora en plena crisis sistémica: Un día hablé con el jefe del club (ex-jugador profesional y con tan buenos contactos que un día se trajo al club el médico de (nombre de un tenista famoso) a dar una charla a la gente sobre lesiones en tenis) y le pregunté cómo ha ido evolucionando el número y perfil de socios del club.
Antes había unos 300 y pico socios y su perfil en mayoría era de gente con buen poder adquisitivo (dueños de negocios medianos y pequeños, trabajadores con remuneración bastante por encima de los famosos 1.000 malditos € al mes) con una minoría de perfil de baja remuneración. Pues hoy en día la gente de bajo poder adquisitivo se fue quedando sin trabajo o se le ha ido reduciendo aún más la remuneración o se ha quedado sin crédito o todo junto y ya no se puede permitir ir al tenis (quién sabe cuántos antes lo hacían a base de crédito) y la gente que ha quedado, unos 200, son ya probablemente en un 90%, o más, los que tienen más dinero (siempre sobreviven ese tipo de gente, qué casualidad.
Por otro lado, yo que cobro poco y aún voy soy una excepción excepcional ya en el club, pero tengo que decir que he tenido que recortar en clases de tenis y ahora sólo voy cuando hay torneo, antes iba siempre) entonces la diferencia, esos 100 que se han dado de baja, es la proporción de trabajadores mileuristas y "undermileuristas" que usted acostumbra a decir (y razón no le falta en decirlo).
Luego busqué en la web del Servicio Español de Empleo (SEPE) y también aparece en el pdf de profesiones de difícil cobertura el tema del deporte y de entrenadores. Supongo que no habrá trabajo en la abundancia de antes (que nunca volverá, ya lo he asumido) pero por ejemplo ahí en el club uno de los entrenadores debe estar cerca de la jubilación, y si bien no deben ser tiempos de crear nuevos puestos de trabajo, al menos puede ser que surja alguna oportunidad en sustituir esa gente que está para retirarse.
Luego también si el reino está cada vez más jodido hasta niveles de casi nulo trabajo y hay que aprender alemán o algún otro idioma y viajar, no voy a tener problema al respecto”.
Entonces, expuesto el caso, finalmente la pregunta que le planteo es la siguiente: ¿ve usted futuro en ser entrenador de tenis? ¿Si pero mejor fuera del reino? En caso negativo, ¿me podría sugerir otros caminos profesionales a tomar que tengan algo de futuro y no requieran casi una década de estudios? (no tengo ni el bachillerato, entonces, ir a la universidad me llevaría tiempo, además, entiendo que su precio va a subir bastante, así como el combustible para los vehículos)”.
Mi respuesta fue:
“Su caso es aún peor: a pesar de vender en negro le ha caído la facturación un porcentaje parecido al de la empresa en la que trabaja; señal de que las cosas están verdaderamente mal. Pienso en si lo que su empresa o Ud. elaboran es algo necesario, imprescindible; si no lo es, sus posibles clientes, quienes antes los consumían, se retraerán. Y eso liga con lo que decía sobre dedicarse a profesor de tenis: la gente pagará por aprender tenis si tiene resueltas otras necesidades, y de hecho Ud. mismo lo indica cuando se refiere a las bajas de socios (claro que siempre puede plantearlo como un trueque).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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