jueves, 12 de septiembre de 2013

La absurda realidad: 25 gestores de fondos cobran lo mismo que 680.000 profesores

Shine es una película que trata sobre un destacado pianista (David Helfgott) atormentado por un padre excesivo en sus exigencias, que es rescatado en dos ocasiones por unas personas que ejercen el papel de educadores: un músico primero y una astróloga tiempo después, tras varios años de tratamiento psiquiátrico. Ambos consiguen en cada momento sacar lo mejor se su persona. Abruma pensar hasta qué punto se ha expandido una masa monetaria sin freno físico. Una avalancha donde los 25 dinamiteros jefes mejor pagados cobran más que el conjunto de profesores de España. Pero aún sorprende más cómo puede ser que todavía ningún país incluya en sus planes de estudio capítulo alguno sobre el sistema monetario y la economía. Pues todos sabemos que si eso formara parte del acervo cultural de la sociedad, entonces estos gestores y banqueros durarían poco en manos de un pueblo airado y con conocimiento de causa.
Especialmente cuando actúan de esa forma mafiosa, explicando al Congreso americano que si no se les rescata entonces se viene abajo toda la economía. Cuando eso es falso. Pues a la economía no podría sucederle otra cosa mejor que todos estos crápulas de la liquidez desaparecieran como el humo en día ventoso. Pero esos congresistas amedrentados y bien pagados, saben muy bien que si se abandona a su suerte a esta élite de las finanzas, entonces comenzarán a estrangular las cuentas públicas y al propio tejido empresarial generador de capital hasta dejarlo hincado de rodillas y a su merced. Y hasta la fecha yo no tengo conocimiento de que nadie haya lanzado un ejército nacional contra ningún banquero. Más bien ha sido al contrario: los banqueros han financiado guerras sin fin para que miles de cadáveres declaren en su propio beneficio en el juicio de la historia humana.
¿Quién educará a las díscolas finanzas? ¿O tal vez habría que reducirlas en un psiquiátrico y someterlas a neurolépticos y electroshocks hasta que cambien de conducta?

Los 25 mayores gestores de fondos cobran lo mismo que 680.000 profesores
Por Les Leopold en AlterNet.org
En 2009, el peor año para la gente trabajadora desde la Gran Depresión, los 25 mayores gestores de fondos de inversión han conseguido una remuneración promedio de 1.000 millones de dólares cada uno. Con el dinero que han “ganado” estas 25 personas se podría haber pagado durante un año la nómina de 658.000 profesores (que ganan unos 38.000 dólares al año de promedio) que habrían enseñado a 13 millones de adolescentes, considerando una clase promedio de 20 alumnos.
¿Qué hacen los gestores de fondos?
Dirigen fondos de inversión en los que gente muy rica invierte su dinero para poder hacer aún más dinero. Estos fondos mueven el dinero mediante operaciones de cierto riesgo para poder conseguir siempre el mayor retorno posible. Así que no son extrañas rentabilidades que promedian un 20% anual.
Pero como los fondos de inversión son considerados herramientas para los más ricos, se encuentran exentos de las principales regulaciones financieras porque se supone que son gente que está siempre muy al corriente de todos los riesgos.
Estos mismos ricos se estima que han colocado unos 2.000 millones de dólares en fondos de inversión durante el 2009, aproximadamente unos 6.500 dólares por cada ciudadano americano.
¿De dónde sale ese dinero?



En mayor medida es el efectivo en exceso que tienen a mano los más adinerados, en parte porque los impuestos que les aplican han declinado drásticamente. Durante la década de los años 70 el impuesto promedio sobre los que tenían un ingreso anual por encima de los 3 millones de dólares era del 70%. Hoy en día, el impuesto que se aplica a las 400 personas más ricas de EEUU es del 16%, según los datos más recientes del IRS.
La gran maravilla de poner dinero en un fondo de inversión (o dirigir uno) en EEUU es que los beneficios obtenidos no tributan como un beneficio cualquiera (al 35%), sino como un negocio de inversión. Es decir, tributan como algo que es bueno para la economía y en consecuencia necesitan ser incentivados mediante la correspondiente reducción impositiva. Y como los impuestos sobre estos beneficios del capital son del 15%, Warren Buffet pudo decir en su día que pagaba menos impuestos que su secretaria.
[Comentario: En España las SICAV tributan al 1% mientras los beneficios permanezcan en el fondo. Y no sufrirán modificación impositiva alguna a pesar de las enormes subidas de impuestos por venir al resto de la población, y que no puede permitirse estos sofisticados vehículos de inversión. Y si estas llegaran, presto saldrían off-shore para no tributar.]
¿Cómo hacen dinero los fondos de inversión?
Algunos fondos de inversión emplean modelos informáticos para decidir dónde invertir, haciendo operaciones más o menos automáticas. Pero en su mayor parte consiguen buenos dividendos mediante un excesivo apalancamiento y un arsenal de derivados que se trabajan por la puerta de atrás de los mercados, mediante operaciones completamente opacas Over The Counter (OTC). Además, este tipo de operaciones, cuando involucran enormes cantidades de dinero, pueden distorsionar e incluso dirigir el precio de los activos subyacentes. Por eso se puede decir que estos fondos de inversión hacen dinero por la sencilla razón de que con su enorme volumen crean la tendencia del mercado allí donde intervienen. Es decir, no terminan dirigiendo el mercado porque tengan información privilegiada. Simplemente ellos son la información, ellos son los que dan forma al mercado, los grandes market makers.
Aunque son negocios arriesgados, uno debería suponer que ese riesgo permanece en los bolsillos de los que operan… Pero su enorme influencia hace que cuando llega el momento de asumir las consecuencias del riego, eso no suceda. A finales de los 90, un fondo de inversión conocido como Long Term Capital Management (LTCM) que estaba dirigido por grandes lumbreras que incluían dos premios Nobel, trabajaba inversiones por valor de 100.000 millones de dólares con sólo 4.000 millones de capital, gracias a varios tipos de instrumentos derivados. Cuando toda esta pirámide de instrumentos financieros comenzó a derrumbarse, se produjo un enorme riesgo sistémico. Tan sistémico que la Reserva Federal, temiendo el desmoronamiento del sistema financiero, forzó a los bancos de Wall Street y a las casas de inversión a rescatar a los inversores del fondo. Algunos economistas están argumentando que las apuestas arriesgadas de estos fondos de inversión no provocaron la crisis que actualmente padecemos. Pero todavía nadie ha puesto en marcha ninguna investigación imparcial para conocer hasta qué punto esto es cierto.
Los 1.000 millones que cada uno de estos gestores de fondos de inversión consiguieron embolsarse es algo realmente impresionante. Pero que los hayan conseguido durante el 2009 es una bofetada en la cara de unos americanos que están pasando serias dificultades. Pues estos gestores de fondos no habrían ganado nada o muy poco durante el año pasado, a no ser por los rescates del gobierno al sector financiero con billones de dólares en préstamos, activos garantizados y otras formas de asistencia financiera. Todo esto ha sido un generoso regalo de los contribuyentes. Y todo este dinero “ganado” no ha sido más que una apuesta de que el gobierno no iba a permitir que colapsara el sistema financiero. Una apuesta inteligente, desde luego.
De hecho, los fondos de inversión provocarían poco daño si no estuvieran protegidos por esa red de cobertura que es el dinero de los impuestos. Esto es lo que me comentó al respecto un experto financiero:
Personalmente, me importa poco si los fondos de inversión y otros ‘pools’ de fondos sin regulación apuestan mediante instrumentos derivados opacos que se encuentran calificados por unas agencias de calificación incompetentes. Siempre y cuando terminen quebrando cuando se equivocan en sus apuestas. Pero resulta que esto no sucede, porque son rescatados cuando acaban finalmente sin liquidez. Si se encuentran sobre-apalancados y no pueden cumplir con sus necesidades de efectivo, entonces deben quebrar. Esto es doloroso para sus acreedores. Pero tengamos presente que cuanto más dolor se produzca mucho mejor. Porque entonces se lo pensarán dos veces antes de acometer nuevos riesgos la próxima vez. Pero como finalmente son rescatados, entonces cuanto más riesgo y codicia mucho mejor. Una perversión moral que nunca termina siendo balanceada por el sano temor de la quiebra. Es decir, sin posibilidad de quiebra no hay miedo.
qmunty.com

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