lunes, 21 de octubre de 2013

Quiero la cabeza de Alfredo García

Hemos llegado a un punto en el que ya da igual lo que se diga, lo importante es que quienes lo escuchen -la ciudadanía- crea, durante un rato, que es bueno y posible; evidentemente lo que la ciudadanía hará a continuación es asumirlo como verdad; durante un rato.
No tiene importancia que ayer se dijese una cosa, hoy otra distinta y mañana otra diferente. Lo fundamental es que 1) se dice porque se exige que se diga, 2) quien tiene que aceptarla la acepta porque hay que cubrir un trámite, 3) cumple su función: armar un razonamiento que explique lo que sea conveniente.
¿La culpa es del Gobierno?. Sinceramente pienso que no. Ni este Gobierno ni cualquier otro de otro color que actualmente gobernase España, puede, pienso, hacer nada más que lo que le digan. España ha perdido toda capacidad de decisión y su Gobierno se halla cautivo de los compromisos que le obligaron a aceptar porque la alternativa era el KAOS, de España y de la UEM.
España es un barco a la deriva en un mar de deuda total que no puede pagar, un barco que a lo único que puede aspirar es a pagar los crecientes intereses que la creciente deuda exige. En cinco años, según puede deducirse de las previsiones del Gobierno del reino del pasado Jueves, mañana ya veremos, el volumen de interese de la deuda se habrá incrementado el 30%, de 34,7 mM€ a 45,1 mM€. Insisto: según las previsiones de HOY.
La deuda. Recordémoslo. En el primer trimestre del 2008 la deuda pública de España ascendía al 35,5% del PIB; cerró el 2011 en el 68,5%; el 2012 en el 94,2%; y llegará, en el 2016, según el propio Gobierno español, al 101,1%. Ya, ¿y por qué crece la deuda?, fundamentalmente porque España tuvo un saldo presupuestario en el 2009 del -11,2% del PIB.
A partir de aquí, como el crecimiento anémico o negativo que España ha tenido junto al desempleo rampante que España está padeciendo, no ha permitido a España obtener los ingresos fiscales para cerrar la brecha presupuestaria existente. Las opciones (impuestas para permitirle a España seguir existiendo) han sido financiarla con deuda pública, subir los impuestos que se puedan, y recortes de gasto a lo bestia. Sigo insistiendo: pienso en opciones impuestas: el Gobierno de España ha operado al dictado, ha actuado por imposición. Por la troika o por el troiko, da exactamente igual porque da lo mismo.
A España le aguarda una existencia pobre, anodina y triste. De postguerra. Quienes puedan se irán. Nacerá -si es que no existe ya- la figura del antiguo estraperlista, no venderá vales de gasolina ni cupos de chapa de acero en céntricos cafés, claro (aunque …) pero su figura, su imagen emergerá como símbolo de una España desigual y miserable en la que algunas minúsculas áreas podrán sobrevivir. Pero España continuará pagando los intereses de su deuda: lo dice su Constitución. ¿Por qué lo dice?, pues porque ya se aprendió de las resistencias y protestas que hubo en Latinoamérica en los 80 y 90. Latinoamérica: un buen ejemplo para los PIIGS (y no sólo): ¿cuál será el nivel de ‘economía informal’ (fabuloso concepto) de España en ese mágico 2016 en el que España y la Comisión dicen -HOY- que el déficit del reino equivaldrá al -2,7% del PIB? (¿Realmente lo creerán?).
Porque ahí, en el déficit, está el tema: España dice que va a cerrar -HOY- el 2013 con un déficit del -6,5% (el 26 de Abril del año en curso iba a ser el -6,3%, y eso que España lleve meses recuperándose). Admitiendo que sea así, España ha de reducir 35.000.000.000 de déficit en tres años. Eso está firmado con sangre. Y ello asumiendo que España crezca lo que el Gobierno dice que va a crecer y que la Comisión Europea ha admitido porque tenemos que tener la fiesta en paz y los papeles se los lleva el viento: ya se irán haciendo ajustes según convenga, ajustes en el gasto y en los servicios, estatales, regionales, municipales. Y arañando los eurillos que se pueda a través de subidas de figuras fiscales o de la creación de nuevas: un poco el IVA por aquí, otro poco el IBI por allá, la viñeta para circular por vías sin peaje, más céntimos verdes, …
Vale. España está fatal, casi terminal. Pero lo que me enciende es que se cuenten historias color pastel con aromas de caramelo. España hoy vive y seguirá viviendo durante muchisísimo tiempo, en ‘Grupo salvaje’ (Sam Peckinpah, 1969) no en ‘Pretty Woman’ (Garry Marshall, 1990). España está viviendo, y así seguirá durante mucho, mucho tiempo, ‘Quiero la cabeza de Alfredo García’ (Sam Peckinpah, 1974) y la cabeza, evidentemente, son los intereses de la deuda por lo que ya pueden deducir quien es Alfredo García.
Historias. Miren el cuadro que viene a continuación:
 
 
Señoras y Señores del Gobierno. Por favor, digan la verdad de una vez. No sugieran cosas que no serán porque no pueden ser ya que no está en su mano que sean. Y digan a la ciudadanía que el compromiso con mayúsculas firmado dice que los miembros del euro han de llegar a un déficit estructural del -0,5% y a una deuda pública del 60% en el 2020, que otros compromisos son acuerdos obligados; por nuestras circunstancias, claro, por nuestras circunstancias. Digan la verdad porque nadie se va a revolucionar: las revoluciones ya no están de moda. España tiene cáncer, ya es sabido, reconózcanlo. Así sabrá todo el mundo que lo que le viene encima es sólo la quimioterapia de rigor.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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