lunes, 2 de diciembre de 2013

Lo que se llamaba Tercera Edad

Los conceptos pueden cambiar, de sentido, de nombre; pero la realidades son tozudas y permanecen.
La ‘gente mayor’, la ‘tercera edad’ (¿han reparado en que ya apenas se usa esta expresión?). Lo relacionado con este colectivo: un interesante debate, e ineludible: el envejecimiento de la población. Pienso que no se trata de un tema demográfico, sino económico, exclusivamente.
Una productividad al alza supone que cada vez son necesarias menos horas de trabajo humano para producir la cantidad de lo que en cada momento sea necesario, por lo que cada vez es necesaria menos población, por lo que las rentas medias tienden a la baja.
Como consecuencia la masa total de cotizaciones sociales también tiende a la baja.
Por otra parte, a menor renta media menor capacidad media de aportar a planes de pensiones (siendo su rentabilidad una absoluta incógnita: repasen hemerotecas).
Algo compensará el hecho de que, pienso, la esperanza de vida va a disminuir al ir declinando el modelo de protección social y ser cada vez menos capaces las rentas medias de pagarse una sanidad privada (como ejemplo lo sucedido en la ex URSS).
Importar inmigración para que contribuyan a las cotizaciones sociales, pienso que empeorará las cosas porque el desempleo estructural tiende al alza y los salarios medios a la baja, por lo que la masa recaudada no evolucionará según necesidad (al margen de que en el caso de que esta inmigración trabajase y cotizase tendría acceso en el futuro a una pensión y a una asistencia sanitaria en su vejez (suponiendo que tal existiese), lo que crearía un nuevo problema en el futuro.
El fondo de reserva de las pensiones … ya conocen su estado.
A eso añadan la caída del poder adquisitivo de las pensiones (lean con atención el apartado ‘La dificultad de hacer planes sin dinero’). 
Y prolongar la edad de jubilación, pues vale, pero la demanda de trabajo es la que es y será la que será. E incentivar la emprendeduría / autoempleo de la gente mayor pues también, pero la capacidad de consumo también es la que es y será la que será.
¿Cómo pienso el tema hacia el 2030?, pues una masa de personas mayores menor de lo que ahora se cree; la mayoría pobre y desatendida; dependiente de sus descendientes que tendrán sus propios problemas; debiendo contar, la mayoría, con una pensión de subsistencia; y trabajando, quienes puedan mientras puedan y mientras se lo permitan.
La población existente es mayor que la población necesaria, pero la esperanza de vida corresponde a momentos en que sucedía lo contrario, a la vez que  las necesidades de tal población de más edad cada vez es menos financiable.
Sucede en todas partes, pero en países grandes con mucha población y pobres como España es más evidente.
Lo dicho: un problema económico.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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