lunes, 29 de septiembre de 2014

“El gestor del banco (no ha cumplido 30 años) me dice que no hay alternativas a la Bolsa ¡Qué miedo!

"Mi banco, uno de los medianos, cambian con frecuencia a lo que ellos llaman gestores de cuentas. Nunca he pedido que alguien del banco me dé la lata con asuntos de inversión, porque para eso ya me valgo yo, unas veces, con éxito y otras, con algunos tortazos sonados. Los bancos, sin excepción, han reclutado a una camarilla de jóvenes entre 20 y 30 años, según me dicen, como comerciales, que es el término que define la necesidad de buscar clientes y de negocio, o al revés. El gestor de ahora (ya he conocido a uno/as cuantos/as) me ha llamado un par de veces. Hace unos días decidí ir a la sucursal sin otro asunto que indicarle que no se/me molestara más. Aproveché el caso para sondear niveles, conceptos y demás cosas. Éste, como los anteriores, ni pajolera idea. Los gestores siguen el guión que les manda el banco y éste no es otro que el de crear en el cliente la necesidad de mover su dinero..."
-."Tiene mucho dinero en cuenta. Creo que debería hacer algo", me dice tras la presentación obligada
-."¿Qué?", le pregunto
-."No sé, algún fondo", me responde
-."Los fondos son algo así como el timo de la estampita", añado
-."Creo que está equivocado. Se puede ganar dinero", insiste
-."La experiencia me dice que en un fondo siempre el banco va muy por detrás. Si la Bolsa sube el 20%, el fondo de Bolsa del banco sube un 12% y si la Bolsa baja un 20%, el fondo del banco baja un 40%", añado
-."No sé", musita ecnogiéndose de hombros
-."Esto está muy difícil, amigo", le digo mirándole a los ojos
-."Lo mejor en estos momentos es la Bolsa", me presiona
-."¿Por qué?", le pregunto poniendo cara de póquer
-."Porque no tiene alternativas", me responde
En ese momento experimento un efecto rebote y como si se tratara de un muelle escondido en la silla, que me catapulta, me levanto y busco una excusa amable para despedirme
-."¿No has visto que compré Bolsa en mayo del año pasado y que no vendo, porque la presión fiscal es extrema", le digo apretándole la mano
-."Ya, pero como tiene tanta liquidez..."
***
Hace tiempo les conté esta historia, que hoy está de plena actualidad:

Miguel estuvo hace unos días en casa. Es amigo de mi hija. Miguel es vago. Ni mucho ni poco, simplemente vago. No ha terminado la carrera, una derivación de lo que siempre hemos conocido como Económicas. Le falta por aprobar asignaturas de los cuatro cursos. Pero es feliz. Comentó que ha sido contratado por una sociedad de servicios financieros. No presté atención al nombre de la misma, porque me quedé pasmao. "Me lo dijo un compañero de clase. Hice la entrevista y al día siguiente me llamaron para trabajar. Tengo un neto no muy alto. La clave están en las comisiones por cliente y por operaciones", dijo Miguel. Estuve a punto de intervenir, de preguntar. Le dejé hablar. Puse mi cabeza a trabajar, a memorizar el máximo de los conceptos, que escupía, sí escupía, porque no entendía lo que el mismo decía. El chico tiene labia ¡ay dios mío! ¡pobres clientes!". Miguel sigue con la verborrea. Es vago, pero gran vendedor de motos, de crecepelos e ilusiones. "Mi jefe es un supercrack. Con sólo 27 años ya tiene en nómina 15 personas. Yo he sido el último en incorporarme. Vosotros, me dice,  definís este tipo de compañías como chiringuitos. Pero no es eso. Y se quedó tan tranquilo ¡pobrecito!..."

“...Cada día mi jefe se reúne con cuatro analistas, que tiene en nómina. El resto somos comerciales. Cada día establecen una estrategia: hoy Bolsa española, mañana derivados del petróleo. Una vez que se han puesto de acuerdo, nuestra labor consiste en llamar a los clientes para proponerles la idea, el pelotazo del día. Cada cliente, una operación y cada operación, un corretaje…”
“...Llevo dos días en esta empresa. El compañero de clase que me la recomendó dio el primer día un pelotazo. Fue la venta de futuros del Dow Jones. Se llevó 3.000 euros del ala…”
“...Mi jefe me dice que hay que aprovechar la veta, porque bancos y cajas no dan nada por los ahorros y muchos ciudadanos están hambrientos. Quieren ganar dinero como sea. A mí me han dado un listado de agricultores con dinero, tenderos y comerciantes. En los dos días que llevo, la cosa funciona…”
No quise escuchar más. Me despedí con el viejo truco de “luego nos vemos, tengo una reunión”. Salí a caminar, como todos los días. Concluí que la avaricia es consustancial al ser humano y que la ignorancia es prima hermana de la barbarie, como decía mi maestro de escuela.

Les dejo con este enlace. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha alertado recientemente de lo que conocemos como chiringuitos financieros . La legislación de España obliga a los bancos, cajas, cooperativas y otras entidades a registrarse en el Banco de España. No obstante, en el caso de las gestora de fondos o de las agencias o sociedades de valores, la CNMV es la encargada de velar por la seguridad. Puede consultar qué entidades están autorizadas para prestar estos servicios en un sencillo buscador de la webhttp://www.cnmv.es. Además en el portal del Banco de España (http://www.bde.es) está disponible el Servicio de Atención al Cliente, que remite a estos organismos de las diferentes entidades autorizadas por el supervisor financiero.
¿Qué debe hacerle desconfiar de los productos financieros? Según las principales organizaciones de consumidores, los chiringuitos financieros destacan por sus promesas de altas rentabilidades y por trabajar de forma opaca y con técnicas más agresivas de lo habitual. Se debe desconfiar ante todo de los correos electrónicos, que en ocasiones suplantan la identidad de otras entidades sí autorizadas. Como recuerda un informe de Consumer Eroski, además, hay que observar con cautela los altos tipos de interés: durante los últimos años, los instrumentos de ahorro conservador no han superado en todo este tiempo más de un 3%TAE, aunque en algunos casos muy puntuales se ha alcanzado un 5%. Ahora se está ofreciendo un 4% a cambio de la vinculación durante más tiempo del cliente.
twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero
Moisés Romero

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