miércoles, 23 de septiembre de 2015

Agotamiento (Niño Becerra)

¡Vaya! Ya se está hablando de 'agotamiento de la economía global'. Hace tiempo que lo estamos comentando aquí: una crisis sistémica, ni se resuelve de un día para otro, ni se solventa inyectando anfetas aquí y allá. Y encima ni siquiera es un agotamiento.

Vamos a ver. Imaginen que tienen un automóvil nuevo y que lo utilizan habitualmente y de forma asidua, y que lo utilizan bien; además cumplen escrupulosamente las especificaciones de mantenimiento establecidas por el fabricante y lo hacen en un taller oficial; además sustituyen las piezas que se van estropeando cuando toca y siempre emplean recambios originales; y además ese automóvil siempre duerme en un parking. ¿Si?. Pues bien, aun haciendo todo eso llegará un día en que ese automóvil dirá basta. No será culpa de Uds. ni del fabricante, simplemente ese automóvil se habrá agotado.
Tal vez con un mantenimiento de emergencia aguante un mes o dos más, pero el efecto de ese superarreglo acabará desvaneciéndose porque el conjunto ya estará agotado. Y no, no se habrá agotado el superarreglo, es el conjunto el que ya estaba agotado. ¿Si?, pues en eso estamos.
El que ha sido nuestro modelo empezó a dar síntomas de agotamiento a mediados de los 70 cuando el crudo dejó de tener un precio tirado; esos síntomas se acusaron y acrecentaron  más a finales de los 80 cuando el universo yuppie colapsó; se volvieron convulsiones en el 2000 cuando al invento puntocom se le acabó el recorrido; y dio su último estertor en el 2007 cuando la galaxia subprime fue absorbida por el agujero negro de la deuda. A partir de ahí todo han sido inventos, probaturas, toqueteos, inyecciones, promesas, destellos, luces al final de túneles y toneladas de informes asegurando que ahora-ya-sí. Pero es que no.
Una crisis sistémica ni se acaba comprando unos un par de billones de deuda ni pudiendo despedir a los trabajadores más fácilmente y a un precio tirado; ni bajando impuestos ni recortando gastos; ni realizando promesas que violan la lógica. Una crisis sistémica se acaba cuando se pone en marcha en todas partes un nuevo modelo que incorpore subestructuras nuevas y que suponga modos de funcionamiento nuevos. Y ahí aún no hemos llegado. Falta poco pero no hemos llegado.
El papel lo soporta todo y una pantalla aún soporta más, pero lo cierto es que queda incertidumbre para rato; mucha, mucha. Y hoy se manifestará aquí de un modo y mañana allá de otro. Y se creerá que sí, pero será que no. Y se pensará que ya y será tampoco. Hasta que de una vez se diga: ‘cójanse a la silla que vamos en serio’, y entonces todos nos pondremos serios y será cuando la crisis empezará acabarse.
O sea, que aunque hoy lo sea, no es China.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

No hay comentarios :

Publicar un comentario

m