viernes, 30 de octubre de 2015

Pensamientos en voz alta (Niño Becerra)

Recientemente recibí un mail de un lector.
“(…) le habla un joven desde el pabellón de los ganadores, ¡tengo trabajo “de lo mío” (expresión muy de moda)! ¡y como becario me han pagado el último mes unos 900 euros! ¿Qué becario gana eso en España? Muy muy pocos. De esos pocos, ¿Cuántos pueden decir que salen de trabajar antes de las cinco de la tarde? Además todo en una multinacional de vanguardia, gigantesca, en un sector en auge, de altísimo valor añadido ¿Qué más se puede pedir? 


Todos mis conocidos me felicitan, se alegran por mí, y dicen que llegaré lejos. Ciertamente, mirando a los de mi quinta no hay absolutamente nadie que se encuentre en una situación meramente comparable, con 23 años y estoy independizado de mis padres y todo ¡El orgullo de la familia!
Esta historia no va del típico chaval con 3 masters que limpia retretes en Londres, va de un chaval que siempre ha sido más dedicado en la clase, el que más se lo curra, el que más ambiciones tiene, que ha cursado una de las ingenierías más difíciles (muchos dicen la que más) de todo el país (y además plan antiguo) en una universidad de prestigio, que se ha tirado un año trabajando gratis en un laboratorio de la universidad sólo para ganar experiencia, y otras muchas cosas como experiencia internacional, Erasmus, Inglés, Alemán…. Mi vida es el tope al que puede aspirar un joven en términos realistas y honestamente uno no se puede sentir más estafado, de verdad que es imposible. Lo más triste, que me feliciten, sin ninguna duda es lo que más acongoja.
Pienso, honestamente, que en esta sociedad se está tejiendo una brecha social muy muy grande, y no hablo de ricos y pobres (esa está bastante trillada ya) sino entre jóvenes y mayores, una brecha social de hombres que dan golpes en la barra del bar, rajando porque les han bajado el sueldo de 2000 a 1600 euros, y de jóvenes sin el más mínimo futuro. Parece una tontería, pero hay que estar rodeado de chavales de mi edad y vivir con ellos codo con codo para de verdad entender esto, tal vez usted, que es profesor de jóvenes, vea esto muy bien. Yo sé que sobreviviré, que no me faltará comida sobre la mesa, lo tengo claro, pero el resto… no tengo ni idea que será de ellos, hemos llegado a un punto de alienación tal que consideramos que ganar 1000 “pavos” es un “pastón”.
Trabajo en un sub-sector manufacturero muy concreto (no hay libre mercado), en donde se manufacturan bienes en muy pequeñas series, de materiales muy concretos, y con un tremendo valor añadido. Trabajo gestionando información de los proveedores, y he podido ver con mis propios ojos lo que usted tanto explica de los clusters. Debido a que en los proveedores tampoco hay libre mercado, se forman esta clase de relaciones.
Yo sinceramente no creía que fuera posible tal cosa hasta que la vi con mis propios ojos y sí, tiene más razón que un santo. Estamos tan acostumbrados al mercado usual en donde prima el “si no te gusta algo no lo compres” que esto me ha dejado muy descolocado. La relación, para que me entienda, se convierte en algo similar a un matrimonio, ninguno deja al otro porque sería muy doloroso, pero la relación no necesariamente es armoniosa, a veces hay broncas, a veces uno gana más terreno, otras cedes… y te tragas su producto para no quedarte sin existencias… etc. Las penalizaciones van por el estilo “duermes en el sofá” (retrasos de pagos, impacto en futuro contrato…) y casi nunca un “lo dejamos”. También existen proveedores con los que hay un “buen matrimonio” y nos mimamos mutuamente.
Al empezar a trabajar en un terreno de back-office, de lo primero de lo que me di cuenta es de que, en mi opinión, lo que más retrasa al mundo del progreso es que la gente ni sabe programar, ni conoce de las posibilidades de programar. Si, cierto, si así fuese el paro estructural sería gigantesco, pero yo soy de los que piensa que las personas son más eficientes tiradas a la bartola en casa que trabajando para nada (en el primer caso existe una pequeña posibilidad de que algún día les dé por leer algo, o inventar algo que ahorre recursos, etc.)
Es increíble ver la cantidad de gente que perdía el tiempo preparando la misma presentación semana tras semana, para reportar la misma información, sólo que actualizada, y no sólo presentaciones, sino cálculos, extracciones de datos, interpretaciones de estos… etc. Al detectar esto me puse manos a la obra y automaticé todas esas labores, todo en mis ratos libres. Pude reducir la carga de trabajo del equipo considerablemente, además de obtener más información debido a que el algoritmo busca patrones en común en las bases de datos que serían imposibles para un ser humano. La mejora ha sido importante y ya nos podemos dedicar a otras cosas.
Y me gustaría remarcar algo, no soy ningún genio, sólo soy un currante ambicioso que sabe cómo hablarle a un ordenador y que el ordenador me entienda. De hecho y para ser honestos, como programador soy algo mediocre, aunque eso nadie lo ve porque nadie sabe cómo abrir el código.
Y esta tendencia no va a parar, la estandarización de los procedimientos a nivel empresa no se detiene, y eso abre la puerta a más y más automatizaciones. En mi empresa en particular, aún queda recorrido... hasta que se me acabe la beca.
Y por cierto, viviendo en una gran ciudad sepa que sí, me cuesta llegar a fin de mes. Es que resulta que a pesar de ganar un “pastón” me gasto bastante dinero en un fisioterapeuta debido a varios problemas de salud que tengo (en la pública no te hacen nada) pero bueno, culpa mía por querer vivir por encima de mis posibilidades”.
Mi respuesta:
“Plantea un tema interesante que, tiene razón, está escasamente abordado: la división 'adultos con algún empleo fijo y más o menos remunerado' y 'jóvenes sin ningún empleo o un empleo oscilante con remuneraciones ridículas' (Faltaría un tercer apartado: ‘adultos expulsados del sistema’: el 63% de los parados lo son de larga duración). En cualquier caso, pasar de 2.000 a 1.600 euros puede suponer, para una familia de cinco miembros, poder pagar la hipoteca o no poder pagarla; ya, dirá que nadie les obligó a tener hijos y que nadie les forzó a adquirir una vivienda; de todos modos habrá visto que la fuerza de convencimiento que tiene el sistema es elevada.
¿Cómo se soluciona eso?. Si por solucionar debe entenderse 'volver a lo de antes', no tiene solución. Como Ud. muy sutilmente apunta la demanda de trabajo necesariamente va a menos y a menos va a ir, por lo que el escenario que puede diseñarse es el de unos adultos con peores condiciones de empleo (recientemente una conocida compañía ha creado una categoría laboral con un salario base menor que sin embargo tiene una carga y tipología de trabajo similar a la superior que ha quedado vacía), y una mayoría de jóvenes subempleados. De conjunto de oferta de trabajo, habrá personas que pasarán a engrosar la población desocupada estructural y ahí permanecerán. Y sí: en unas zonas mucho y en otras menos: los clusters.
En su trayectoria profesional (supongo que es Ud. consciente de que en términos profesionales es un privilegiado) habrá visto que el reparto del tiempo de trabajo es una utopía porque entonces la productividad cae, razón por la que es imprescindible la instauración de la renta básica aunque sólo sea para mantener la paz social y el orden público”.
Pensamientos en voz alta, bastante elaborados.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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